miércoles, 30 de noviembre de 2011
martes, 29 de noviembre de 2011
sábado, 26 de noviembre de 2011
Hemos subido al bus y nos hemos encontrado en seguida con una cola infernal que no se movía ni un milímetro. Los coches de delante empiezan a dar la vuelta desesperados pero nuestro heroico conductor de microbús no se ha dejado amedrentar, se ha subido a la acera, ha entrado en un patatal que se ha convertido al rato en desguaze-vertedero. Por ahí hemos adelantado unos 200 metros de cola.
Al cabo de unos minutos se ha empezado a mover el asunto y hemos salido a carretera abierta.
Al parecer los israelíes cierran a ratos la carretera para que pasen convoyes de colonos sin peligro de atascos.
Los cortometrajes no estaban mal del todo... Pero espero que los nuestros tengan mucha más categoría.
De vuelta hemos parado para comer algo en unos fastfoods y he aprovechado para fotografiar a todo el grupo por si necesitamos a alguno para los rodajes.
Debería de abrir un estudio fotográfico de bodas, bautizos y comuniones.
Luego hemos ido a beber unos Arac donde nos hemos encontrado con un mexicano llamado Jesús y un grupo de franceses. Y eso... pues a emborracharse de anís.
Por la mañana hemos quedado con Riham para que nos enseñe el muro de Belén.
Estas son las foticos que he sacao con mis manicas:
Esta fantástica residencia familiar está rodeada por los cuatro costados por el muro. |
Siempre se puede sacar negocio de cualquier desgracia... Éstos montaron un bar. |
Y pusieron la carta y una pantalla gigante para ver el mundial sobre la pared gratuitamente |
Soñar es gratis |
¿Qué sería de los artistas callejeros sin muros como éste? |
Preguntamos en el vecindario si el ocupante de la chabola era alguien que se había quedado sin casa por el muro. Pero no. La chabola pertenece a un yonqui y sus tres perros. |
Después de nuestro paseo por la línea divisoria de moda fuimos a visitar a unos actores a su lugar de ensayo.
Observando a estos actores mientras ensayan su parodia navideña no puedo dejar de asombrarme por el parecido de facciones, expresiones y maneras de vestir con las de cualquier ciudad de provincias española. Si no fuera por el idioma podría pensar que estoy en el pueblo de mi abuela en Alicante...
Después de comer en el Restaurante de
Falafel doblemente recomendado hemos ido al hotel a dormir la siesta
antes del pase. Lo he intentado, me he quitado los
pantalones y el jersey, me he metido en la cama, he leído un poco,
luego he dejado el libro y he cerrado los ojos para intentar dar una
cabezada ya que va a ser un día muy largo. Pero todas las imágenes,
palabras y sensaciones de los últimos días se me mezclaban con el
humus e iban rodando y viajando del estómago a la cabeza y vuelta
otra vez.
Antes de eso me ha pasado algo que tendré que investigar más a fondo...
Antes de salir de Berlín estaba un poco preocupado. Me miraba en el espejo y me veía con una cara de judío nada recomendable para pasarme tres semanas en suelo cisjordano. Pero ayer de camino al hotel me llevé una una grata sorpresa. El joven dueño de una tienda de alfombras me llamó mientras pasaba con una sonrisa cómplice y me pidió que fuera un minuto. Resulta que soy la viva imagen de un guerrero palestino de los que defendieron la ciudad de Belén durante los 40 días de sitio del 2002 a la Basílica de la Natividad.
En el coche de Riham, de camino al bus que nos llevará a Ramallah ha vuelto a salir el tema de mi parecido con el guerrero palestino. Resulta que lo que entendieron Paul y Boris es que me parezco a un guerrero extranjero que vino a luchar con ellos... No está claro. Tengo pensado ir a visitar la tienda con una cámara y un micro y preguntarles. Ya he quedado con dos de los participantes para que me ayuden a hacer la entrevista en árabe.
viernes, 25 de noviembre de 2011
Esta mañana nos hemos levantado con un
ligero dolor de cabeza provocado por la maravillosa cerveza local.
Hemos llegado dos horas tarde al
desayuno, como auténticos europeos arrogantes. El cocinero del
centro cultural que va a darnos de almorzar todos los días nos ha
preparado algo con cara de pocos amigos. Nos hemos prometido llegar a
partir de ahora a la hora acordada.
Después del desayuno hemos logrado
recibir dos de las historias de los participantes. Hemos salido a la
terraza, al sol del mediterráneo a trabajar en ellas para hacerlas
más plausibles, más cinematográficas y, sobretodo, más sencillas
de rodar.
Se puede apreciar en las imágenes en
las dificilísimas condiciones en las que tenemos que trabajar.
Después de acabar con nuestra ardua
labor hemos salido a pasear, tomar café y buscar localizaciones
donde rodar los futuros cortos.
Hemos bajado la calle de las tiendas
desde el Grand Hotel Bethlehem y nos hemos dejado engañar en una
tienda donde nos han vendido dulces de jengibre por un ojo de la
cara. Bueno... realmente no estoy seguro si nos ponen un precio
especial para carabobos o es que Berlín es más barato que Belén. O
quizá es que el Euro se ha devaluado últimamente...
Al final de la calle hemos llegado a la
Basílica de la Natividad. El lugar exacto y preciso donde nació
Jesucristo. Y por fin hemos encontrado a los turistas..
Hasta el momento tenía la extraña
sensación de estar en un escenario preparado para albergar y
satisfacer las exigencias de una masa ingente de turistas en el que
sólo pasea público local. Tristes vendedores de souvenirs sin
turistas a los que agasajar con sus fantásticos productos.
Dentro de la iglesia estaban celebrando
la misa ortodoxa por lo que se producía una lucha extraña entre los
guías de grupos rusos y coreanos y los religiosos barbudos. Los unos
por hablar para sus clientes lo más alto posible y los otros por
mandarlos callar.
http://www.circulolateral.com/revista/revista/articulos/111jruizsierra.htm
Luego nos hemos encontrado con el
vendedor que mejor habla inglés de la calle y nos ha conducido a un
restaurante más barato que donde cenamos ayer. Nos ha explicado que
no hay turistas por la calle porque tienen miedo de adentrarse en la
ciudad, por lo que les pudiera hacer la población palestina. Llegan
en autobús, se meten en la iglesia, van a uno de los tres souvenirs
con enchufe político y se largan sin poner un pie en la ciudad.
En el restaurante no sólo hemos
disfrutado de la comida local sino de la música característica de
la zona:
El manager del local nos ha pedido que
informemos de la problemática de la ciudad entre cristianos y
musulmanes, que contemos que no es tan mala como se dice. Luego sin
embargo nos ha contado el último problemón que hubo cuando un
musulmán se quería casar con una cristiana de 16 años.
http://articles.sfgate.com/2005-05-15/news/17371989_1_west-bank-christian-adriana-s-father
También nos ha hablado de tres
personajes ilustres cristianos cómo él a los que debemos
entrevistar sin falta. Joder... escribí los nombres en unos
papelitos. ¿Donde coño los habré puesto?
Luego ha llegado la maravillosa actriz
palestina Riham y nos hemos ido a un local de moda ricamente decorado
con un montón de papás noeles. Porque ya es navidad en el Corte
Inglés, y en Belén.
jueves, 24 de noviembre de 2011
Hemos pasado con bastante facilidad por
el control aduanero israelí. A pesar de que Paul no se acordaba del
segundo nombre de su padre.
A la salida nos esperaba un taxista
palestino con residencia israelí que nos ha llevado directamente a
la puerta de nuestro fabuloso Grand Hotel Bethlehem. Sin sobresaltos,
sin problemas, sin aduanas ni muros. A parte de los que separan la
autopista del resto del mundo.
Hemos salido a pasear.
y nos han recomendado el mejor restaurante de la ciudad. Allí nos hemos dirigido.
Hemos comido, nos hemos hinchado a cervezas y nos han pegado un clavo palestino. Primera noche. No pasa nada. Paga Boris.
Desde allí nos ha llevado el primo
taxista del dueño al mejor pub de la ciudad: Taboo.
miércoles, 23 de noviembre de 2011
UN ALEMÁN, UN IRLANDÉS Y UN ESPAÑOL LLEGAN A PALESTINA
UN ALEMÁN, UN IRLANDÉS Y UN ESPAÑOL
LLEGAN A PALESTINA
Empieza aquí el maravilloso chiste
intercultural de Boris, Paul y Pedro en el país de las tres
religiones.
Boris
Paul
Pedro
Muy de mañanita, día 22 de Noviembre
del 2011, Paul y yo hemos cogido juntos un taxi hasta el aeropuerto
de Tegel. El taxista, al ver la monstruosa maleta de mi colega le ha
preguntado si se queda una semana más que yo... Nos ha preguntado
con qué compañía volamos y nos ha dejado delante de un letrero con
el logo de Air Berlin. Pero la táctica no ha funcionado. Al mirar
los letreros luminosos ha pasado lo que me temía, nuestra terminal
está donde Dios perdió el gorro, al otro lado del aeropuerto. Hemos caminado deprisa pero sin prisa hasta la terminal C pero los números de facturación sólo llegaban al 59 y
nosotros teníamos el 80. Nos han dicho que tenemos que ir más
allá... al otro lado de la cafetería. Y allí nos hemos dirigido para descubrir que os números se acababan esta vez en el 79. La señora de detrás de la barra del número me ha gritado repetidas veces colgada del teléfono con un maravilloso acento inglés-alemán "In the other Terminal!" a lo cual yo respondía igual de insistente que ella "Which terminal?" al final ha resultado que teníamos que salir a fuera. Allí había una tienda de campaña enorme donde sí hemos encontrado nuestro número y Tel-Aviv, nuestro destino.
El previsor Boris, nuestro alemán y guía, hizo la facturación en línea. gracias a ello no hemos tenido que mezclarnos con los analfabetos informáticos ni hacer cola. Al vernos tan decididos, una señora ha venido a preguntarnos que donde se tiene que poner para ir a Anatolia... Nosotros le hemos contestado que no teníamos ni idea. Luego he comprendido que la pregunta que quería hacernos era que porqué tenía que hacer cola ella y nosotros no. Le he enseñado el papelito y le he explicado que tenía que haberlo sacado por internet. Al fin su marido abochornado la ha hecho volver a la cola y nos ha dejado en paz. De todas formas hemos entrado los últimos ya que Boris ha llegado tarde porque nos estaba esperando en la entrada en la otra punta del aeropuerto.
La señorita nos ha pedido que le enseñáramos el billete de vuelta. No teníamos más que el check in... Paul le ha preguntado que si lo podía enseñar en la pantalla del ordenador. Ella ha contestado que no. Yo he preguntado asustado si por culpa de esto no podríamos volar. Ella ha contestado que en efecto... por suerte la colega más mayor y experimentada ha hecho una llamada y lo ha arreglado todo.
Y al entrar en el corral de embarque unas simpáticas jovenzuelas nos han sonreído. Luego han cambiado su sitio en los bancos para sentarse cerca de nosotros.
Al entrar al avión resulta que se sentaban detrás de nosotros. Boris ha entrado rápidamente en contacto con ellas mientras Paul intenta dar una cabezada y yo escribo estas líneas en el reverso de las 20 tarjetas de embarque repetidas que imprimé anoche a la una antes de salir de la oficina con todo el material listo.
Luego se han puesto todos a dormir.
Hasta aquí el primer texto con el que pienso bombardearos los próximos 20 días.
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