sábado, 26 de noviembre de 2011


Por la mañana hemos quedado con Riham para que nos enseñe el muro de Belén.


Estas son las foticos que he sacao con mis manicas:

Esta fantástica residencia familiar está rodeada por los cuatro costados por el muro.



Siempre se puede sacar negocio de cualquier desgracia... Éstos montaron un bar.

Y pusieron la carta y una pantalla gigante para ver el mundial sobre la pared gratuitamente


Soñar es gratis

¿Qué sería de los artistas callejeros sin muros como éste?





Preguntamos en el vecindario si el ocupante de la chabola era alguien que se había quedado sin casa por el muro.
Pero no. La chabola pertenece a un yonqui y sus tres perros.

Después de nuestro paseo por la línea divisoria de moda fuimos a visitar a unos actores a su lugar de ensayo.

Observando a estos actores mientras ensayan su parodia navideña no puedo dejar de asombrarme por el parecido de facciones, expresiones y maneras de vestir con las de cualquier ciudad de provincias española. Si no fuera por el idioma podría pensar que estoy en el pueblo de mi abuela en Alicante...



Además, el director de la escuela me recuerda terriblemente al Moño, un amigo de la infancia.


Hemos quedado con ellos para ir por la tarde a Ramallah a ver un pase de cortos. Han alquilado un microbús para ir con todos los chavales del grupo de teatro a los que dan clase de interpretación.

Después de comer en el Restaurante de Falafel doblemente recomendado hemos ido al hotel a dormir la siesta antes del pase. Lo he intentado, me he quitado los pantalones y el jersey, me he metido en la cama, he leído un poco, luego he dejado el libro y he cerrado los ojos para intentar dar una cabezada ya que va a ser un día muy largo. Pero todas las imágenes, palabras y sensaciones de los últimos días se me mezclaban con el humus e iban rodando y viajando del estómago a la cabeza y vuelta otra vez.

Antes de eso me ha pasado algo que tendré que investigar más a fondo...

Antes de salir de Berlín estaba un poco preocupado. Me miraba en el espejo y me veía con una cara de judío nada recomendable para pasarme tres semanas en suelo cisjordano. Pero ayer de camino al hotel me llevé una una grata sorpresa. El joven dueño de una tienda de alfombras me llamó mientras pasaba con una sonrisa cómplice y me pidió que fuera un minuto. Resulta que soy la viva imagen de un guerrero palestino de los que defendieron la ciudad de Belén durante los 40 días de sitio del 2002 a la Basílica de la Natividad.



En el coche de Riham, de camino al bus que nos llevará a Ramallah ha vuelto a salir el tema de mi parecido con el guerrero palestino. Resulta que lo que entendieron Paul y Boris es que me parezco a un guerrero extranjero que vino a luchar con ellos... No está claro. Tengo pensado ir a visitar la tienda con una cámara y un micro y preguntarles. Ya he quedado con dos de los participantes para que me ayuden a hacer la entrevista en árabe.


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